Más información de interés

¿Cómo detectarla?

¿Cómo se puede saber si una persona tiene síndrome de fatiga cróniga?

A través del interrogatorio médico, de la exploración física y de otras exploraciones complementarias (de imagen y analíticas), que nos servirán para descartar aquellas causas inductoras de Fatiga Crónica como pueden ser enfermedades endocrines, infecciosas, inflamatories, heoplasicas y psiquiátricas. Posteriormente constataremos si se cumplen los criterios internacionales del Síndrome de Fatiga Crónica, definidos por Fukuda el año 1994

¿CUál es la evolución de esta enfermedad?

La evolución es hacia la cronicidad, condicionando una disfunción severa en el campo personal, familiar y social. Son factores de mal pronóstico: una duración de la fatiga de más de cinco años; edad de inicio superior a los 30 años; presencia de dolor; altas puntuaciones en las escaleras de fatiga. Entre estos pacientes, más del 70% estarán afectados por un proceso crónico y discapacitante..

Los familiares deben saber...

¿Qué deben saber los familiares de pacientes con síndrome de fatiga crónica?

Deben saber que es un proceso que condiciona una alteración muy severa de la calidad de vida, y que influirá de forma evidente en todos los campos de la persona. El profesional de la medicina ha de informar a la familia de la naturaleza del cuadro clínico. Y es muy importante la comprensión de los familiares para una mejor evolución del paciente

¿CUál es EL TRATAMIENTO MÁS ADECUADo?

Existen evidencias contrastadas de la mejora de los síntomas con la terapia cognitivo-conductual y el ejercicio físico programado. Es importante el tratamiento sintomático del dolor con amitriptilina, antiinflamatorios no esteroides, paracetamol y, en casos concretos, añadiendo gabapentina y tramadol. 

Asimismo, otros síntomas como los mareos, las caídas al suelo y el resto de manifestaciones neurovegetatives, se podrán controlar con fármacos como fluorcortisona y minodrine, entre otros. 

¿Existe alguna prevención?

En estos momentos, la mejor prevención es un diagnóstico correcto y precoz. Se deben realizar tratamientos consensuados y con evidencia científica, y el paciente ha de aceptar las limitaciones de la enfermedad con la ayuda psicológica correspondiente. Es importante limitar el ejercicio físico extenuante y realizar una correcta higiene del sueño. Un punto clave en el capítulo de la prevención es evitar que el paciente realice tratamientos no basados en la evidencia científica.